Una esperanza arde en nuestro ser,
la del retorno del Señor.
Esta es la fe que solo Cristo da,
fe en la promesa del Señor.
Muy cercano el tiempo está
cuando la humanidad
jubilosa cantará:
¡Aleluya! ¡Cristo es Rey!
Una esperanza arde en nuestro ser,
la del retorno del Señor.